El 1 de diciembre de 2007 el Batallón de Infantería Barcelona II/62 pasa a denominarse “Batallón de Cazadores de Montaña Barcelona IV/62”, como parte del Regimiento de Cazadores de Montaña Arapiles 62.
Todo soldado perteneciente a dicho batallón debe superar una serie de pruebas físicas y técnicas acorde al tipo de unidad al que pertenece. Dentro de las unidades de montaña, el Cazador es el nivel básico, por encima del cuál se encuentran Esquiador y Guía.
Tras el ascenso de 300m con raquetas, efectuado por tandas y dividiendo a las compañías en escuadrones, los aspirantes a cazador alcanzan la zona de pruebas en las que deberán demostrar su destreza en las técnicas de rescate de montaña (nevada). Se les exigirá que den muestra de su habilidad para desplazarse con piolé y de la técnica necesaria para la búsqueda, mediante sondeo, de las víctimas de una posible alud. Durante este ejercicio, al escuadrón se le da el aviso de alud, señal ante la que deben reaccionar de forma inmediata, para evitar quedar sepultados, pero ordenada para abandonar el lugar en dirección a la zona segura.
En el supuesto de que en una avalancha de nieve una de las víctimas llevara consigo un localizador, existen sistemas de rastreo, que sumados a un correcto y efectivo uso de los dispositivos de búsqueda, agilizan el espacio de tiempo necesario para el rescate de las mismas. Esta prueba es la que requiere de mayor destreza y se realiza de forma individual, a contrarreloj, y no finaliza hasta que el soldado ha desenterrado el dispositivo.
©Javier Corso




















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