martes, 23 de marzo de 2010

El Polvorín, una fracción de realidad. Andrés Salvarezza.

Vestigio de la estadía en Barcelona de la companía itinerante
Teatro de los Sentidos, con base en las ruinas del antiguo polvorín.


Escaleras de acceso al barrio desde la calle Ferrocarrils Catalans.

Asistentes a la calçotada celebrada en la antigua guarnición,
organizada por la Asociación de Vecinos del Polvorín.

Partido de fútbol americano celebrado en el estadio Joan Serrahima.

Vista panorámica de la ciudad, con las edificios de Incasol
en construcción en primer plano.


Miembros del Asociación de Vecinos del Polvorín se agrupan
alrededor de la la televisión para mirar el GP de Bahrein.


Parada del autobus 13, única línea que recorre todo el
perímetro del Polvorín. En el anuncio se pueden ver reflejados los
bloques de edificios de la calle Mare de Deu del Port
.

Expectación en la asociación de vecinos del Polvorín, en los
minutos previos a que Fernando Alonso adelante a Felipe Massa
y logre su primer triunfo como piloto de Ferrari.


Escaladores en el túnel de La Foixarda, el mayor
rocódromo gratuito de Europa.


Situada en la zona de donde se extraía el material para la
construcción de la catedral, La Foixarda ha servido como
campo de entrenamiento para los mejores escaladores del país
.

Situado en una de las laderas de la montaña de Montjuich, el barrio de El Polvorín toma su nombre de una construcción del año 1733 que servía de guarnición del infame Castillo de Montjuich (esto último debería escribirlo con letras góticas, para acentuar el carácter funesto de su historia).
A pesar de la mala fama que acompañó al barrio durante las ultimas décadas ("la policía allí no entra"), en mis repetidas visitas me encontré con una urbanización limpia y ordenada, sin cacas de perro o colillas en el suelo. Los domingos las familias salen a pasear, las parejas caminan de la mano y los niños corretean por la ladera desde la que se puede contemplar una magnifica vista de Barcelona. Se practica fútbol americano en el estadio Joan Serrahima y escalada en el túnel que lleva al campo municipal de La Foixarda, donde a su vez practican rugby. Por si no hubiese suficiente gente practicando deporte, me topé con el encargado del colmado chino de la calle Pelayo que estaba haciendo jogging y se paró a saludarme. En otra de mis visitas, la asociación de vecinos había organizado una calçotada en la guarnición de El Polvorín, parcialmente rehabilitada.
Este es el resumen de mis visitas a El Polvorín, o de la fracción de realidad que obtuve y que reflejan mis fotografías.

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